Puentes entre Teoría y Prácticas
Todos los procesos formativos de Agua y Vida: Mujeres, Derechos y Ambiente, al partir de la metodología de la educación popular desde la perspectiva feminista, parten de las realidades concretas en las cuales vivimos las mujeres del Sur Global. Aquí entendemos como “Sur” la conceptualización política que nombra y sitúa los países dominados y subordinados por las hegemonías mundiales, en una relación asimétrica de poder, producto de la colonialidad.
En este sentido, al tender puentes entre las teorías y las prácticas, los cursos en línea tienen como principal característica la creación y el fortalecimiento de conocimientos políticamente situados.
En cada curso en línea construimos nuevos conocimientos que parten de nuestras prácticas, conjugando historias personales y colectivas, buscando superar las prácticas educativas que se limitan a transmitir conocimientos sin cuestionar la reproducción de las desigualdades. Nos orientamos hacia la construcción de la autonomía y del poder personal y colectivo de las mujeres, entretejiendo el pensamiento con los sentimientos y experiencias vividas, el conocimiento con los saberes y las prácticas. Nos interesa, de esta manera, superar las dicotomías entre teoría y práctica, tan presentes en contextos formativos –presenciales o virtuales- patriarcales.
La mayoría de las participantes de nuestros cursos en línea están involucradas en procesos sociopolíticos de luchas por la justicia social.
La didáctica de los cursos incluye actividades que apelan a la subjetividad y objetividad, como por ejemplo: diagnósticos locales realizados por las participantes, análisis de casos, ensayos y otras actividades reflexivas, exposiciones fotográficas, elaboración de collage, poesías, cuentos, entre otras formas en las cuales el conocimiento y los saberes se unen a las experiencias y los sentimientos.
Nuestro punto de partida radica en que una formación virtual no tiene que ser impersonal, ni basarse solamente en la lectoescritura. Lo que buscamos al unir teorías y prácticas es justamente transformar las realidades violentas, injustas y desiguales que vivimos. Y eso sólo es posible por medio de una formación cuyos conocimientos se gesten y se comparten desde la creatividad, desde el salir de los lugares comunes y de las comodidades para expresar, políticamente, la alegría y el placer, la rabia y el dolor, la indignación y la tranquilidad, el hambre y sed por la justicia. Sólo un conocimiento “encarnado”, que pasa por el cuerpo en todas sus dimensiones, puede desafiarnos a la acción, a la práctica transformadora.